México está lejos de figurar entre los 10 principales productores de carbón, por el contrario, el mineral que se extrae en el país se comercializa a precios muy baratos, en contraste con lo que se paga por las miles de toneladas que se importan para abastecer el mercado interno.
A mediados de 2009 la Comisión Federal de Electricidad (CFE) acordó con uniones de mineros y carboneros de Coahuila, principal productor nacional de carbón, pagarles 827 pesos por tonelada del mineral, equivalentes entonces a 62.31 dólares. Por el contrario, a firmas extranjeras aceptó pagar a 125 dólares la tonelada (aunque llegó a cotizarse hasta 195 dólares), según información de la Cámara Minera de México (Camimex) y una investigación de la Facultad de Economía de la UNAM.
Los 827 pesos equivalen actualmente apenas a 14.5 salarios mínimos (56.70 pesos por día), y esta cotización fue acordada entre la CFE y los carboneros para un periodo de tres años, es decir, todavía está vigente y con posibilidades de renovarse por un trienio más.
El carbón aporta apenas 5 por ciento del total del valor de la producción minero metalúrgica de México, pese al aumento que ha tenido en los años recientes, tanto en sus niveles de producción como de reservas, según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Tan sólo durante febrero de 2011, la producción de carbón se disparó más que la de cualquier otro producto minero: aumentó 85.4 por ciento en relación con el mismo mes del año pasado al rebasar las mil 298 millones de toneladas, “resultado de los trabajos de explotación de las nuevas minas subterráneas”, según el Inegi. En contraste, los otros productos mineros crecieron entre 5 y 65 por ciento en igual lapso, mientras que la producción de oro y plata llegó únicamente a 283.7 mil kilos, pero por su precio concentran poco más de 40 por ciento del valor de la producción minera.
Una investigación publicada por la UNAM sobre el carbón en México, a cargo del economista y geólogo Robert Bruce Wallace, señala que aunque se han detectado yacimientos del material en numerosos estados de la República, sólo hay tres regiones carboníferas importantes: la principal es la cuenca de Sabinas y Fuentes-Río Escondido, en Coahuila. Incluso, refiere que la primera producción económica conocida de carbón en México se dio justamente cerca de Sabinas en 1884.
Dado que el carbón se destina principalmente al sector eléctrico y la industria siderúrgica, su precio ha quedado sujeto en gran medida a la demanda y condiciones impuestas por la CFE. De hecho, el mencionado precio de 827 pesos por tonelada que aceptó pagar la comisión representó un “acuerdo histórico que no se había logrado en 18 años” para los carboneros, según la Camimex, porque entonces se cotizaba a 650 pesos. Ese precio se logró luego de que los productores de Coahuila se negaron a abastecer al organismo y hubo un paro de labores porque la paraestatal anunció que durante los siguientes cinco años sólo compraría carbón térmico a cinco empresas extranjeras para su carboeléctrica de Petacalco, Guerrero.
La producción carbonífera en el país está concentrada por cinco grandes empresas: Grupo Acerero del Norte, con 54.7 por ciento; Minsa, con 32.5 por ciento; Grupo México, con 7.9 por ciento; Carbonera San Patricio, 7.9 por ciento y Energía y Minera del Noreste, con 1.5 por ciento, indica Camimex.
La investigación de la UNAM destaca que muchos pequeños mineros han operado esporádicamente por más de un siglo en la cuenca de Sabinas: tan sólo en 2006 se contabilizaban “más de 60 minas artesanales, algunas alquiladas a negociantes por ejidatarios” y en 2008 había 58 de las llamadas pocitos, notorias por accidentes serios y mortales debido a explosiones ocasionales de gas metano e inundaciones, frente al escaso número de inspectores de seguridad de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
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