Desde el punto de vista económico no existe justificación para que la Comisión Federal de Electricidad aumente sus tarifas.
Ahora que desde el punto de vista político resulta casi suicida que lo autorice el Presidente Calderón, si verdaderamente quiere que su partido, el PAN, conserve la Presidencia.
A las alzas en las de por sí altas tarifas de luz agréguele usted, amable amigo, el ''gasolinazo" y lo que suma es un estilo de gobernar sumamente insensible hacia los apuros del ciudadano común para lograr que rinda el salario.
¡Así no se generan simpatías y se ganan elecciones!
Como ya sabrán, lectores, ayer anunciaron un incremento del 1 por ciento para las tarifas de mayo respecto al mes anterior.
Anualmente el incremento alcanza en ciertos segmentos más de un 5 por ciento, lo cual es exagerado tomando en cuenta que el gas natural -en nuestro País el combustible básico para la generación de energía eléctrica- ha bajado su precio, y la inflación oficial está muy por abajo del incremento anunciado.
Adicionalmente a estas consideraciones es la principal labor del Gobierno respecto a este monopolio que opera buscar una mayor eficiencia en su funcionamiento reduciendo gastos y no recurriendo siempre al fácil expediente de aplicarle el torniquete a los causantes para exprimirlos cada ocasión que les viene en gana.
El asunto de la acusación por corrupción contra uno de los altos gerentes de la CFE, Néstor Moreno, indica claramente que este organismo bien puede aguantar una buena poda (con "P") en los altos niveles, así como una revisión minuciosa a sus prácticas de negocios.
El sindicato, por ejemplo, goza de increíbles prestaciones y en esa empresa trabajadores se jubilan a los cincuenta y pico de años con el 100 por ciento del sueldo y gozando además de los incrementos anuales.
Están muy chiflados los sindicalizados de la CFE y este monstruo de insaciable apetito además está plagado de ineficiencias y redundancias.
No es justo, no es correcto, no es procedente que estas ineficiencias pretendan ser transferidas a los usuarios aplicándoles tarifas escandalosamente caras y prestando un servicio sumamente deficiente.
El Presidente Calderón se equivocó grueso al autorizar estos aumentos, pues en lugar de aceptar los argumentos del director, Antonio Vivanco, para incrementar las tarifas de luz el Presidente debió haberle insistido a este ejecutivo (bastante medianero, por cierto, en comparación con su antecesor, Alfredo Elias) que ¡redujera gastos!
¿Por qué nunca le meten la tijera al gasto, y sólo pretenden más y más ingresos?
¿Será por aquello de que entre más grande el pastel, más rebanadas se le pueden sacar?
Les decíamos: con este tipo de decisiones gubernamentales no está haciendo otra cosa el actual régimen que aportándole municiones a los rivales políticos para que se las truenen en la campaña, o en el próximo debate presidencial -con todo y que fue saboteado por el fútbol- haciendo ver al ciudadano que los gobiernos panistas son insensibles a las angustias de los más necesitados y que con ellos se toleran y promueven prácticas económicas depredadoras. ¿Así quieren que la gente vote por ellos?
¿Adoptando medidas de este tipo que atenían directamente contra el bienestar económico de la población?
Si eso piensan, lo menos que se puede pensar de ellos -siendo muy generosos- es de que pecan de un optimismo que toca, o incluso sobrepasa, los linderos del analfabetismo político.
Pero, en fin, ya les tocará pagar las consecuencias de su insensatez en las urnas.
Por mientras, como les decíamos, no existe justificación para este incremento de medio año, justo a punto de que inicien los meses de alto consumo, que son los veraniegos, lo cual implica para millones de hogares mexicanos la recepción a domicilio de recibos de luz altísimos, impagables, que generarán una ristra de recordatorios maternos airados repasando desde lo más alto a lo más bajo de la pirámide del poder.
Si acaso llegara a perder, como todo parece indicar, la abanderada panista Josefina Vázquez Mota la elección presidencial, ya sabe a quién agradecerle los "favores" recibidos.
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