Uno de los temas transversales de la Estrategia Nacional de Energía tiene que ver con el costo de los pasivos laborales tanto de la CFE como de Pemex y la necesidad de que éstos no sean una carga financiera de las empresas a grado tal que sean inviables.
“Es necesario transformar la cultura organizacional, en especial de Pemex y CFE, con el fin de que puedan adaptarse a los cambios económicos, tecnológicos y de mercado que demanda el sector”, señala la ENE.
En ese sentido, el objetivo es que desarrollen esquemas para “manejar los pasivos laborales de las empresas sin que se impacte en su patrimonio”.
Se requiere, dice la Sener en la ENE, nuevos mecanismos de pensiones que garanticen la viabilidad de las empresas sin menoscabo los derechos de trabajadores”.
No es para menos. De acuerdo con Pemex, el pasivo laboral es de 718 mil mdp y “el ritmo de crecimiento de las obligaciones afecta negativamente el desempeño financiero de la empresa”.
Las reformas que se hicieron en la CFE en 2008 permitieron darle viabilidad en torno a sus pensiones, de hecho, los nuevos empleados entran en ese esquema y se presume que 33% paga una cuota que es parte de su Sistema de Ahorro para el Retiro.
El nuevo esquema está compuesto de dos contribuciones, una de CFE y otra del trabajador así la paraestatal no asume más obligaciones.
En Pemex, la ENE dice que se necesita un sistema de pensiones donde el trabajador conozca reglas y alcances, así como las prestaciones que recibirá en su jubilación.
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