Sube a 5.18 por ciento el desempleo en febrero; el mayor en los pasados cinco meses
Cerca de 300 mil desocupados más: Inegi
El fenómeno se eleva entre los hombres
El desempleo en México registró un sorpresivo aumento en febrero de este año, al situarse la tasa de desocupación en 5.18 por ciento, la mayor en los últimos cinco meses y 0.42 puntos porcentuales superior a la de enero pasado, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
De esta manera, alrededor de 300 mil personas se incorporaron a la
desocupación durante el segundo mes del año, al pasar de 2.3 millones de desempleados en enero a 2.6 millones en febrero con una población económicamente activa (PEA) de 50.2 millones de personas.Por su parte, el empleo informal también aumentó de un índice de 29.02 alcanzado en febrero de 2011 a 29.14 por ciento, en febrero de 2012, lo que significó que unas 400 mil personas se incorporaron a la economía subterránea con ingresos precarios y sin ninguna protección social. En febrero del año pasado, alrededor de 13.5 millones de personas se encontraban en el sector informal y para febrero de 2012 llegó a 13.9 millones.
Por sexo, la tasa de desocupación en los hombres aumentó de 5.52 por ciento en febrero de 2011 a 5.62 por ciento en igual mes de 2012, y la de las mujeres descendió de 5.14 a 4.85 por ciento.
En febrero de 2012, 28.3 por ciento de los desocupados no completó los estudios de secundaria, en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron 71.7 por ciento.
En cifras no ajustadas por estacionalidad, la tasa de desempleo en términos anualizados se situó en febrero en 5.33 por ciento, menor a 5.38 por ciento del mismo mes de 2011, pero por arriba del pronóstico de entre 4.80 y 4.81 por ciento del consenso de los analistas.
A pesar del dato negativo de febrero, los analistas de Banamex estimaron que no se modifica la tendencia descendente del desempleo. Según sus estimaciones, la tasa de desempleo abierto continuará descendiendo en los próximos meses para alcanzar un nivel promedio anual de 4.8 por ciento en 2012.
De la población económicamente activa (PEA), 94.67 por ciento estuvo ocupada en febrero, sin embargo a su interior se manifiesta un subuniverso de casos que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, razón por la cual a este subconjunto se le denomina subocupados. En febrero pasado, éstos representaron 8.5 por ciento de la población ocupada, lo que significó una disminución mensual de 0.35 puntos porcentuales en relación con enero pasado, pero en términos anuales creció 0.4 por ciento.
El porcentaje de subocupación es más alto en los hombres que en las mujeres, correspondiendo a esta categoría 9.5 por ciento de la población ocupada masculina frente a 6.8 por ciento de la femenina, en febrero de 2012.
En tanto, la población ocupada por sector de actividad se concentró 42.3 por ciento en los servicios; 19.8 por ciento en el comercio; 15.7 por ciento en la industria manufacturera; 13.2 en las actividades agropecuarias; 7.5 en la construcción; en otras actividades económicas, que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas, 0.7, y el restante 0.8 por ciento no especificó su actividad.
El Inegi precisó que la tasa de desocupación por entidad federativa en la que se registraron los menores índices de desempleo fueron: Chiapas con 2.10 por ciento; Guerrero, 2.25, y Campeche, con 2.35 por ciento. Por el contrario, los estados con mayores tasas de desempleo se registraron en: Tamaulipas con 7.69 por ciento; seguida de Aguascalientes con 6.61 y Durango con 6.60 por ciento.
En el sector informal, 60% de la PEA
Riesgo de aumento del ejército delincuencial
Fernando Camacho Servín
Durante los gobiernos panistas, en México se han perdido alrededor de 700 mil empleos formales, particularmente en el área de las manufacturas, y ahora el sector informal es más grande que el formal, ya que representa casi 60 por ciento de la población económicamente activa (PEA).
Así lo advirtieron los académicos responsables de los proyectos Balance de la red de protección social en México desde la problemática de los trabajadores pobres de la economía informal y Experiencias y estrategias de protección social desde organizaciones de trabajadores informales en México.
Ambas iniciativas fueron coordinadas por especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consorcio de Investigación Económica y Social y la organización Mujeres en el empleo informal: globalizando y organizando (Wiego, por sus siglas en inglés).
La académica Norma Samaniego advirtió que una de las principales conclusiones de los estudios es que, de acuerdo con un concepto más amplio de lo que significa la informalidad, este sector de la economía ya rebasó a la formal, pues agrupa a 26.3 millones de personas, equivalentes a 59 por ciento de la PEA.
Partimos de una acepción más amplia de la informalidad, que comprende a grupos como los trabajadores rurales en condiciones de subsistencia; los domésticos remunerados pero sin prestaciones de salud; los no remunerados de cualquier empresa o sector, y uno que ha crecido mucho: el de los subordinados a un patrón, con o sin salario, pero sin acceso a la seguridad social, indicó.
Del total de trabajadores informales, el 57 por ciento está en el sector terciario, y el resto se divide a partes iguales ente el primario y el secundario. Los hombres representan 58 por ciento, por 42 por ciento de las mujeres, y más de 80 por ciento de ellos acceden a estas labores entre los 14 y los 19 años, aunque también hay un gran número de personas que lo hacen después de los 60 años.
Nivel de instrucción, variable determinante
Otro hallazgo de los estudios –realizados en el Distrito Federal, Monterrey, Oaxaca y Mérida–, es que una variable determinante para acceder o no al empleo formal es el nivel de instrucción escolar, puesto que el 90 por ciento de quienes sólo tienen primaria terminaron en la informalidad, mientras que quienes llegaron a educación media superior o superior, lograron obtener en mayor porcentaje un trabajo en el sector formal.
El analista Ciro Murayama subrayó por su parte que el trabajo informal es efecto y no causa del mal desempeño económico del país, y se ha constituido como una válvula de escape ante la falta de oportunidades de desarrollo o ante la pérdida de empleos, como los 700 mil que desaparecieron de 2000 a 2010 en el sector industrial.
Frente a este escenario, propuso establecer un sistema universal de salud y protección social que no dependa de tener empleo formal, financiado con impuestos generales mediante una reforma fiscal que grave más a los sectores más acaudalados; fijar nuevos estándares para medir la informalidad, y restructurar la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
Si este plan no prospera, se corre el riesgo de que los 13 millones de jóvenes que se volverán mayores de edad en esta década y no tendrán acceso a la universidad, se sumen a los que hoy no lo tienen, y eso pueda generar un eventual aumento de la criminalidad. Si no cambiamos la política económica y no somos capaces de crecer al 7 por ciento anual, pronto vamos a tener un amplio ejército delincuencial de reserva, alertó.
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