En honor de Eusebio Valdez, Álvaro Figueroa, Francisco Domínguez, Rodolfo Vivas, Gabriel Blas, Gabriel Rodríguez, Gilberto Burgos, Rogelio García, Hugo Medina, Ulises Uribe y Marco Cortés, Orgullosos integrantes del Sindicato Mexicano Electricistas y presos políticos del Gobierno ilegítimo de Felipe Calderón Hinojosa.
Día 116
Jueves 4 de agosto de 2011
La mañana es un poco fría ha llovido toda la noche anterior, para llegar aquí hubo que establecer una serie de contactos, el muro con una puerta enorme es el marco en donde una “R” de Resistencia cuelga hacia la izquierda en el letrero que me regresa a la realidad y me advierte donde estoy: Reclusorio Oriente.
El reloj ronda las 7:40 de la mañana y la gente empieza a descolgarse por entre las calles y los baches del entorno, y poco a poco se conforma en bullicio.
En la fila, apretujadas lucen muchas mujeres, adolecentes de ambos sexos y pocos niños. Casi todos visten de rosa o rojo con pantalones de mezclilla.
Llegando y detrás de mí la fila continúa en número incalculable por detrás del carrusel metálico algo oxidado.
Cerca de las 8 am, se escucha un rechinido notable y se abre al fin la enorme puerta, preparen su credencial del IFE -me dicen- el canje es rápido, soy la ficha de ingreso 464.
Enseguida, me retiro del entorno y la espera se hace enorme, mis dos acompañantes inician un ritual en el que reconozco a muchas de ésas mujeres que estaban formadas, todos buscan el mejor precio, o el guisado que se vea más apetitoso para llevarle a su familiar.
No todos compran, es evidente que algunas por sus carencias económicas, lo cual puede advertirse por los zapatos raídos sólo podrán darle al ser querido un fuerte abrazo.
Por ahí veo entre el mar de adultos distingo dos niños, la nenita con una muñeca Barbie sin cabeza…esperando para entrar a ver a su papá.
Me trae aquí por supuesto un sentimiento, abrazarlos…darles las gracias por lo que son y hacen, y más allá de eso por lo que todos esperamos. Que regresen a la libertad que les fue arrebatada aquél 11 de abril…para juntos regresar a trabajar, en éste momento, poco antes de las 10 de la mañana antes que ésa puerta vuelva a rechinar de oxidada y vieja, no puedo evitar recordar a Miguel Márquez y sin que él lo sepa, le abrazo en la distancia.
La entrada un galimatías…es decir un reverendo desmadre, los que traen la comida por un lado, a riesgo de que te toque un custodio que abra tus botecitos de unicel y deshaga el chambarete justificando que puedes llevar “algo que no debes allá adentro”, los que no ingresan con comida, hacen otra fila.
En ambas filas muchas aduanas, y en cada una la moneda debajo del papelito para “entrarle”, conforme avanzo, me parece penetrar en un país diferente, sucio, desvencijado, con basura en los rincones, de techos altos, en algún momento la credencial se ha quedado en una de éstas aduanas más propia de algún país comunista en tiempos de la guerra fría. Por un instante pienso, si algo ocurriera nadie podría decir quién soy. Me catean voluntariamente a fuerzas, me piden me arremangue la camisa verde militar que llevo y me marcan en el antebrazo, debo permanecer así hasta que seque, y aunque no se ve, dicha marca servirá para pasar tres controles con luz violeta.
Por dentro espero expectante pues no sé qué habré de encontrarme, me indican en un área determinada que ahí se inunda cuando llueve y uno tiene que descalzarse para entrar, mi mente recuerda eso pues a Mario Benítez le ocurrió al ingresar a visitar a nuestros hermanos con lluvia extrema ,saliendo de ahí doblo a la derecha, subo unas escaleras y aprecio un largo pasillo…en donde algunos reclusos vestidos de beige me abordan, me salen al paso, me saludan, quieren acompañarme pero entonces surge la voz de uno de mis dos acompañantes que enérgicos dicen no gracias….
Por fin termina el pasillo, con tinta roja lleno con mis datos una hoja…traspaso el umbral de una malla de alambre con puerta y aquí estoy ya: Dormitorio 2
Sólo pasa un instante y a lo lejos distingo la figura de Eusebio Valdez…nuestro Chevo, y aunque quiero ir a su encuentro aborto el impulso…me señalan que debo esperar hasta que él llegue y así lo hago.
El abrazo lo dice todo, las palabras no son los símbolos exactos para expresar lo que sentimos, de a poco percibo una lágrima que rueda por su mejilla y me encuentro con los ojos llenos de agua por el especial momento.
Viste pantalón beige, camisa beige, chamarra beige, zapatos cafés, es inevitable recordar a mi instructor, al formador laboral impecable, buen amigo, buen hermano, buen padre, buen Smeíta…retumba en mi corazón el primer ¡No es justo!
Caminamos abrazados diez metros quizá y entonces de entre el galerón van apareciendo los otros valientes hombres del SME que están injustamente presos.
Puedo ver a Álvaro Figueroa, a Paco Domínguez, a Rodolfo Vivas…conforme avanzo buscando un punto donde reunirnos se me agolpan los pensamientos, es inevitable pensar en sus seres queridos y en como éste viacrucis de ingreso mío lo transcurren ellos varias veces por semana para verles y estar con ellos.
En un rincón aledaño al galerón donde están las celdas han llegado hasta mi el resto de ellos, por un lado llegaron Gabriel Blas y Rogelio García.
Vienen hacia mi Hugo Medina y Gabriel Rodríguez, de a poco llega Marco Cortés, Ulises Uribe y Gilberto Burgos. A todos les abrazo y aprecio en sus miradas aún el coraje contenido por lo que éste gobierno rapaz e insensible les ha hecho, nos ha hecho y nos sigue haciendo.
Ahí ante los once de los trece apóstoles del SME, mi voz se quiebra, ausente de control, mi alma es un barco de papel a la deriva, hay algo en el éter del aire , algo en el centro en el de ése abrazo, como un cónclave de voluntades férreas que me comparten a la esperanza, y a las que nuevamente , estoy lejos de poder definir con éstos signos llamados letras, uniformados de beige advierto los colores de las paredes como un símbolo de lo ocurrido con ellos, las paredes internas del reclusorio oriente son AZUL Y BLANCO, los mismos colores del Partido Acción Nacional, como si el destino se empeñase en recordarles la tez de nuestro verdugo.
Una vez la emotividad controlada me relatan el inicio, lo difícil que fue para ellos admitir su situación como presos políticos, mientras estaban en una sección del penal llamada “gobierno” todos estaban en la incertidumbre, señalan de manera reiterada el apoyo del Comité Central, hacen énfasis en su gratitud por ello, amén de precisar lo emotivo que ha sido para ellos el tener ahí la visita de nuestro Secretario General Martín Esparza Flores.
Mencionan lo difícil que sido éste trance para ellos, y expresan todos sin excepción la solidaridad de sus familias, las cuales por cierto han comenzado a ingresar.
Casi se agolpan los recuerdos de cuando los movieron a donde hoy están y los internos les amenazaban:
“Así, que muy cabroncitos quemando coches ¿no?…vamos a ver si aquí pueden quemar algo pendejitos”…
Ellos fueron y son estoicos, héroes entre nosotros, no sólo aguantaron como los buenos ésa acechanza, se levantaron y ahora se han ganado el respeto de su entorno. Siguen peleando con un carácter indómito, ya ampararon a varios custodios y los convencieron de no pagar la luz.
Me comentan preocupados que Ulises tuvo 40 grados de temperatura la noche anterior y que por ello le veo un poco desmejorado. Al unísono relatan que aquí en el Reclusorio está prohibido enfermarse.
De vecinos de celda tienen a finísimas personas… ¿se acuerdan de aquél boliviano que quería poner una bomba en el avión de Aeroméxico?…ése es uno, otro un colaborador de Carlos Ahumada y otro más un individuo súper fortachón que por descuartizar a una vedette le dieron más de 200 años de cárcel.
Todas las familias ya están aquí, y amén de abrazarlos también, me muevo con Eusebio para compartir con él los alimentos que su familia ha traído. Y dejar que ellos también compartan con sus seres queridos.
A Eusebio le veo bien, camino a donde abremos de sentarnos a conversar y me muestra parte del lugar, no puedo evitar tratar de hurgar en su mirada buscando alguna inquietud, y de repente me llega la idea de que efectivamente en tiempos normales él estaría jubilado y disfrutando con sus seres queridos de ésa gloriosa prestación.
Ahí de frente a unas calabazas guisadas en jitomate, y como marco el patio del Reclusorio Oriente me reitera:
Diles que no se venzan, diles que nuestra libertad no debe moneda de cambio para ceder en la lucha, diles que se levanten, que acompañen al General, que no permitan un desvío del objetivo….diles que les quiero y que sé que vamos a ganar…
Son las 15 horas y el tiempo parece haberse detenido, nos levantamos desde ésta esquina luego de charlar por horas…le abrazo y me dice, quieres conocer mi celda?…
Ahí estoy, es un pasillo pequeño de 3 por 2.5 metros, en un lado y otro 3 bases de cemento que hacen las veces de camas por lado…6 en total…
Advierto libros, algo de agua,…”mira me dice el Chevo-aquí duermo, aquí vivo, y aquí espero ansioso el día que alcancemos la victoria”-.
Caminamos a donde están los demás y los distraigo un momento de su convivencia para despedirme, les amenazo con volver muy pronto, y nuevamente el motivo de éste escrito:
“Diles que no se venzan…Que nosotros aquí aguantamos lo que sea, diles que no se quiebren, ni que se permitan dudar en pos del objetivo, aunque nos hayan cambiado la vida dos veces, diles que les queremos y que juntos alcanzaremos la victoria”
Sólo pude balbucear… ¡Viva el Sindicato Mexicano de Electricistas!
Y ahí en las paredes azules y blancas del Reclusorio Oriente retumbó de los labios de nuestros once héroes, desde el fondo de su corazón…
¡¡¡ VIVA ¡!!
Fraternalmente
“Por el derecho y la justicia del trabajador”
Víctor Manuel Pérez Bravo
Representante Propietario Principal
de Agencias Foráneas en Heroica Resistencia
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