sábado, 9 de julio de 2011

Intereses que representa Peña Nieto acelerarían una mayor descomposición social

Con Enrique Peña Nieto en calidad de virtual precandidato del PRI para contender por la Presidencia de la República, el partido tricolor se apresta a regresar a Los Pinos. Así quedó claro en la reunión convocada por el aún gobernador mexiquense, el delfín de la mafia en el poder, quien de llegar a ser el candidato lo haría en calidad de político sin más atributos que contar con grandes cantidades de dinero para organizar un proceso electoral apabullante, como sucedió en las recientes elecciones en el Estado de México y en Coahuila, donde se ganó por la estrategia puesta en práctica, basada en el derroche de recursos, entre los que sobresalió el sistema de “monederos”, mismo que tendrán que hacer efectivo una vez en el gobierno Eruviel Ávila y Rubén Moreira.

No pagarle a la gente la mensualidad comprometida en los “monederos”, significaría la pérdida de confianza, riesgo que no están dispuestos a correr los priístas, así que la solución estará en hacer crecer la deuda pública, con todo lo que implicaría tal medida en un marco de casi nulo crecimiento económico. Lo importante será ganar los comicios en el 2012, al precio que sea, al fin que el futuro del país no importa, sólo disfrutar de un presente con el PRI unido en torno a un proyecto neofascista, cuyas consecuencias serán nefastas para las clases mayoritarias, las cuales no parecen interesadas en llamar a cuentas a los priístas. Los electores de barrios marginales no quieren entender que una despensa para hoy significa más hambre para mañana.

Por lo pronto ya comenzó la carrera para hacer candidato a Peña Nieto, aun cuando sea un político sin la experiencia suficiente, con un reducido conocimiento de la realidad nacional, con un bagaje cultural bastante mediocre y carente de escrúpulos como lo ha demostrado en diversas ocasiones. ¿Acaso México se merece un gobernante con tales características? Desde luego que no, porque con él en Los Pinos el país entraría en una pendiente de radicalización antidemocrática cada vez más alarmante. Vale tal afirmación porque él es el representante de una mafia de cuello blanco que desea usufructuar las riquezas nacionales en provecho exclusivo de ella.

En esta situación, no importa lo que se tenga que gastar para alcanzar el triunfo, al fin que ya en el poder ese gasto se podría recuperar con creces. Lo que asombra es que los priístas se dejen conducir con tanta facilidad, sin oponer resistencia, a sabiendas de que los intereses que representa Peña Nieto acelerarían una mayor descomposición del tejido social, hasta desembocar en una realidad apocalíptica, peor que la que ahora estamos viviendo. Es válida tal afirmación porque es muy obvio que la mafia a la que pertenece quiere el poder no para salvar a México de los desmanes del grupo panista que desgobierna a México, sino para aprovechar lo último que queda del cuerno de la abundancia que alguna vez fue nuestro país.

Por si quedaran dudas de que Peña Nieto es el candidato de la mafia salinista, se llevó a cabo el jueves una reunión en la que se hizo el lanzamiento público de la asociación civil Expresión Política Nacional (EPN), la que se dijo agrupa a más de mil 500 priístas de todo el país. Es mera coincidencia que las siglas de dicha organización sean las mismas del nombre del gobernador mexiquense, según Jesús Alcántara, dirigente de la misma. En el curso de la reunión, EPN hizo un llamado a la unidad y asumir las tareas electorales con mayor compromiso. Dijo que el PRI puede ganar las elecciones en julio del año venidero, pero siempre y cuando cuente con un buen candidato, o sea él mismo. ¿En qué se basa para hacer tal consideración? Simple y sencillamente en que cuenta con el apoyo de la mafia neoliberal en el poder desde hace tres décadas.

Ya le prestaron Los Pinos al PAN, tal como lo ordenó la Casa Blanca, y fracasó rotundamente. Lo mismo le habría de suceder a un gobierno encabezado por Peña Nieto, porque es una insensatez y hasta un crimen de lesa humanidad continuar “gobernando” con una estrategia excluyente que sólo sirve para generar mayor pobreza, desempleo, marginación y extrema violencia. Y para eso llegaría al poder, pues para eso ha sido preparado por los capos de la mafia de cuello blanco a la que pertenece.

Lo dramático de esta situación es que parece que por una mal entendida unidad, esa mafia se podría salir con la suya en el 2012. A esta lamentable realidad también podría contribuir la presencia de los esquiroles de la izquierda, que en su afán de aprovecharse de una situación favorable a sus propósitos, estarían dispuestos a sabotear la formación de un gran frente amplio de izquierda, mecanismo idóneo para ganar las elecciones sin dejar margen a un fraude como los cometidos en 1988 y en el 2006. La única posibilidad favorable a la ciudadanía es que llegue a permear la idea de que continuar por el camino trazado por los neoliberales en 1983, será el entronizamiento de un sistema neofascista que pondrá al pueblo de rodillas, incluidas las clases medias, los pequeños y medianos empresarios. Es preciso que lo entiendan y no cierren los ojos a una realidad degradante.

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