El excesivo cobro en las tarifas de la energía eléctrica, sobre todo en la zona centro del país donde operaba Luz y Fuerza del Centro, ha venido creciendo como una gigantesca bola de nieve, o de reclamos para ser más exactos, tras su extinción en octubre del 2009.
La situación que ahora afecta a miles y miles de familias que se encuentran ante un callejón sin salida, orilladas a decidir entre pagar la luz o dejar de comer, ha rebotado como un peligroso búmeran al terreno político y, en consecuencia, al terreno legislativo.
Más enfrascados en atender sus asuntos electorales y no perder el poder en el 2012, los panistas han terminado por cerrar los ojos antes tan brutal injusticia, no así otros partidos que como el PRI convocaron en la pasada semana a un foro de discusión en el Polyforum Siqueiros, para analizar no únicamente el tema de las tarifas eléctricas sino además el grado de descomposición en que se encuentra la erróneamente nombrada “empresa de clase mundial”, como lo es la Comisión Federal de Electricidad.
¿Por qué la urgente necesidad de sentarse a discutir sobre el asunto? Porque decenas de diputados de los diversos partidos han constatado en todo el país que el problema ha adquirido dimensiones de conflicto social; muchos de ellos han encabezado en sus distritos cientos de gestiones por los abusivos cobros y abusos cometidos por la CFE en contra de miles de familias, sobre todo de escasos recursos.
Las conclusiones a las que han llegado legisladores federales como los del PRI, es que la gente de muchas regiones sencillamente ya no puede pagar ante lo que califica como un esquema tarifario “profundamente injusto y discrecional”, que ha salido en la defensa de la tesis nacionalista de que la electricidad es un servicio público para servir a la gente, “no para hacer negocio”.
Pongamos el caso de una familia humilde en donde alguno de sus miembros padece de una enfermedad respiratoria que le obliga a estar conectado a un aparato que le suministre oxígeno, llega la CFE sin ningún miramiento les corta la luz, ¿qué va a pasar con el enfermo?, ¿se va a morir porque la empresa de clase mundial cobra la luz a como dé lugar y al precio que le viene en gana?
Lo más delicado, la privatización del sector eléctrico que dicen los panistas no existe, va en aumento pues del 2002 al 2011, según los estudios de los legisladores del PRI, ha llegado al extremo de permitir que el 50 por ciento de la energía generada en nuestro país sea producida por trasnacionales como Iberdrola y Unión Fenosa.
Y peor todavía, que por protestar contra los abusos de la CFE, haya en la cárcel muchos ciudadanos honestos y trabajadores cuyo único delito es tener salarios modestos que les impiden pagar las excesivas tarifas impuestas arbitrariamente por CFE con la complicidad de la Secretaría de Hacienda.
En un manifiesto público, firmado por 35 diputados del PRI, se establece con claridad que: “Si seguimos en esta línea, lo que continúa es la privatización, la instalación de plantas ociosas, la costosa importación de gas y carbón mineral para abastecer a las empresas privadas que nos venden reservas que no se requieren”, pues abundan los priístas: “La empresa de «clase mundial» es un monopolio devorador de subsidios sin sentido social, que no paga impuestos ni derechos, derrocha y vende cara la electricidad, tiene una inmensa deuda a cargo de todos los mexicanos y acumula denuncia de corrupción sin solución”, entre otros muchos de sus pecados.
Por eso, cobra más vigencia y razón la iniciativa propuesta por el Sindicato Mexicano de Electricistas, para crear una nueva empresa que ayude a solucionar la problemática desatada desde hace casi dos años con la extinción de Luz y Fuerza del Centro y que dejó sin empleo a 44 mil trabajadores.
Los priístas han dado, como otros partidos, el primer paso, debemos seguir adelante porque es necesario atender los reclamos de millones de mexicanos que están pagando las consecuencias de una decisión equivocada que, además, está entregando nuestros recursos energéticos a extranjeros.
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