Al darse a conocer que México está reprobado en el combate a la corrupción por el exceso de ésta en las actividades productivas y políticas del país, no debería sorprendernos saber que en la Comisión Federal de Electricidad, la llamada empresa de calidad mundial, se fomentó –porque sola no se da- la corrupción que alcanzó a jueces, funcionarios y abogados.
Eventos que han salido a luz pública muestran cómo la corrupción se enraizó en la CFE y todo indica que, como de costumbre, los responsables gozarán de cabal salud.
Cuando se desbordó el Río Grijalva se tuvo que realizar un nuevo cauce y correspondió a la CFE de Alfredo Elías Ayub, quien fuera su director por 13 años, realizar la obra.
En aquellos momentos consulté a diversos ingenieros y arquitectos, expertos en la materia, sobre el costo que la obra tendría.
Hubo coincidencias: alrededor de 375 millones de pesos.
Sin embargo, la CFE anunció que la obra costó mil 700 millones de pesos, porque se tuvo que trabajar a marchas forzadas.
Nada pasó con las denuncias sobre el sobreprecio.
Néstor Moreno Díaz, exfuncionario de la CFE fue acusado de enriquecimiento ilícito por el supuesto otorgamiento de contratos a empresas de Estados Unidos a cambio de sobornos que habrían incluido un yate con valor de 1.8 millones de dólares, un Ferrari y pagos diversos.
El 22 de agosto, se informó que el 8 de agosto se había girado la orden de aprehensión contra Moreno, por el delito de enriquecimiento ilícito por 33 millones 99 y 9 mil 200 pesos.
Fue aprehendido pero solamente estuvo en la cárcel 14 horas.
Uno de los controlares internos de la CFE, que escribe ahora un libro con pelos y señales de la corrupción existente, reveló hace unos meses a MISIÓN POLÍTÍCAcómo se truqueaban las licitaciones para favorecer a empresas específicas que, según la denuncia en su momento, le entraban con su cuerno con los altos funcionarios de la CFE.
Hoy ha brotado el escándalo que afecta el patrimonio de CFE, es decir suyo y mío porque se compone con los impuestos que pagamos y porque gracias a los latrocinios cometidos con los cobros de la energía eléctrica, sus instalaciones son de lujo y sus funcionarios reciben salarios cual si se tratara de jeques, le decía, brota el escándalo que afecta a la empresa con poco más de mil 300 millones de pesos.
Orondamente la Secretaría de la Función Pública dice haber descubierto el fraude maquinado que consiste en pagar más por los derechos de vía de paso.
En el asunto están involucrados, según las informaciones, cuando menos 18 jueces federales y del fuero común.
Un grupo de abogados encontró el camino adecuado y, con la cooperación y corrupción de los funcionarios de la CFE, generó un cuantioso botín que, descubierto, parece no pasará a mayores.
Total, la CFE es una empresa de corrupción, perdón, de calidad mundial.
¿Cómo se puede hablar del combate a la corrupción como una bandera del gobierno federal, cuando Transparencia Internacional coloca a México en el lugar 100 de 183?
La calificación que el organismo internacional, cuyo capítulo México encabeza Federico Reyes Heroles y ha fungido como testigo de calidad en diversas firmas de contratos que, por lo visto son buenos en el papel y no en la realidad, pone en tela de duda que se haya avanzado en la lucha contra la corrupción.
Y la que se ha enraizado en la CFE, junto con la de Pemex, la del ISSSTE, la del IMSS, la de… la que usted quiera, muestra que la herencia se disfruta.
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