Según el boletín oficial emitido de forma “conjunta” (bien claro, para que se note la colaboración entre agentes civiles y ejército) por la PGR y SEDENA, la detención de Hank Rhon no deja ningún lugar a las suspicacias que acostumbramos nosotros los mexicanos tan empecinados a desconfiar del gobierno.
Según ellos, unos tipos fueron detenidos en posesión de armas, luego de ser amablemente interrogados, señalaron el lugar de donde las obtuvieron: si, de la casa del ahora detenido.
Enseguida, los valientes elementos de la PGR y SEDENA se trasladaron a las inmediaciones de la residencia del hijo del profesor Hank Rhon, fue entonces que las fuerzas del orden felipiano notaron la presencia de sujetos armados quienes, al advertir la presencia de soldados, ingresaron al domicilio; según el boletín esto cuenta como flagrancia y procedieron al allanamiento y posterior detención del señor de los casinos y zoólogicos particulares de Tijuana.
Ni un sólo cabo suelto deja el boletín, para así atajar desde el discurso toda crítica a la presunta “denuncia ciudadana” la cual, según el comunicado, sí existió pero no puntualizan que fue gracias a un soplón que horas antes fue detenido.
Esta pequeña crónica es necesaria para dejar claro que para el gobierno federal de facto el método refleja la intención. Como parte de su inherente carencia de legitimidad y legalidad, Felipe arguye primero que nada a La Ley como justificación a todo proceder que en su inestable cabecita llega a elucubrar. No queda duda en que la justicia reclamaba la presencia de Hank Rhon desde hace muchos años, pero está le sigue esperando pues el dandy de los excesos y del mal gusto está secuestrado por el gobierno como una moneda de cambio ante posibles demandas referentes a las reformas laborales, y/o fiscales, que Felipe exige. Estamos pues ante un levantón entre las mafias más peligrosas del país: las partidistas.
Naturalmente que el PRI se ha montado en el papel del agraviado en este jaloneo, incluso Eruviel Ávila, el candidato que eligió de la corrupción para contender por el Estado de México, se ha desmarcado como beneficiario del dinero de Hank Rhon que, dice, no existe en su campaña; queda aquí el dicho: A confesión no pedida...
Regresando al tema de los métodos; la detención de Hank Rhon trata de poner un ejemplo y una alerta a sus cofraternos (del mismo modo que una cabeza cortada o un cuerpo colgado envía un mensaje al cártel rival), y es que el político priísta representaba un monumento a la impunidad del partido, un espécimen de la vieja guardia en la que sin importar la cantidad de crímenes cometidos se estaba seguro bajo la protección que ofrecen los pactos entre PRI y PAN.
Esto demuestra que dichos pactos están debilitados y que Felipe está rodeado por la protección del estado policiaco que ha construído a fuerza de bala y sangre; el siguiente paso es negociar con el PRI sobre el pago del rescate del señor Rhon, entonces el partido tendrá que decidir qué vales más: si una reforma a la constitución o el riesgo de ver a los viejos dinosaurios irse a la sombra como escarmiento ante su tozuda y remilgosa colaboración.
Este ejercicio analítico quizás resulte banal, pues al final los afectados de esas negociaciones siempre seremos nosotros, los ciudadanos que vemos como el estado se desmorona por revanchas personales entre los cárteles políticos.


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